Los líderes no ganamos dinero, ganamos la confianza de nuestra comunidad.
ProTierra TibúHace 17 años, cuando César Ruiz llegó al municipio de Tibú, Norte de Santander, tenía claro que solo estaría un par de meses allí realizando labores del campo. Sin embargo, su vocación comunitaria y su pasión por la labor agrícola lo arraigó a este caluroso territorio, en la entrañas de la región del Catatumbo a 1.238 kilómetros de su natal Caquetá.
César lleva 12 años siendo líder comunitario en Tibú, un municipio que lo acogió y que se convirtió en su hogar. Ha sido electo en varias oportunidades presidente de Junta de Acción Comunal, delegado y presidente de la Asociación de Juntas (Asojuntas), uno de sus mayores logros, pues para él no hay satisfacción más grande que ganarse la confianza de su comunidad.
“ Los líderes comunitarios no ganamos dinero, ganamos algo mejor, la confianza de nuestros vecinos, de nuestra gente y eso no tiene precio ”, resalta con una enorme sonrisa.
Este líder innato, alterna sus labores comunitarias con su labor agrícola que desarrolla en su parcela rural, en los límites entre Colombia y Venezuela.“ Cuando llegué al Catatumbo me atrajo la idea de empezar una nueva vida en un territorio que había sido golpeado por la violencia históricamente, pero que tenía mucho que ofrecer en cuanto a oportunidades de cultivar la tierra y de conocer nuevas culturas. ”.
César fue desplazado del Caquetá a raíz de la violencia, y pasó unas temporadas cortas en Huila. Un conocido lo convenció de que en Tibú podría tener mejores oportunidades de vida y él no lo pensó dos veces, partió con una maleta llena de sueños y las ganas de seguir su vocación en nuevas tierras.
Con emoción recuerda que, sus primeros acercamientos con la comunidad en Tibú fueron organizando campeonatos de fútbol, para disminuir el impacto y la afectación de la violencia, y así poder dejar el miedo atrás y avanzar hacia la construcción de un territorio en paz.
Desde entonces no ha parado de soñar, capacitarse y trabajar por los sueños de paz y prosperidad de esta región. “Ser líder me ha permitido formarme a través del tiempo, conocer a muchas personas, aprender de ellas y representar a los campesinos en diferentes escenarios [...] Los líderes somos 24/7, siempre estamos atentos a servir a las comunidades” , recalca.
César no tuvo la oportunidad de ir al colegio en su niñez, pero a sus 48 años pudo ir por primera vez a la universidad y este es uno de sus mayores orgullos. Cada vez que evoca las clases en la Universidad Libre de Cúcuta, la mirada se le ilumina y una enorme sonrisa se dibuja en su rostro.
Él fue uno de los participantes del Diplomado de Mecanismos de Formalización y Ordenamiento de la Propiedad Rural y Urbana, que se dictó a líderes comunitarios para reforzar sus conocimientos sobre titulación de predios, en el marco del programa ProTierraTibú.
“Para nosotros los campesinos, es un sueño contar con la propiedad de nuestros terrenos. Mercy Corps llegó a Tibú hace dos años y nos demostró que si era posible tener la documentación legal de nuestras parcelas.” , detalla.
Cuando a César le notificaron que había sido escogido para participar en el diplomado tenía muchas expectativas, porque pensaba que su edad iba a ser un impedimento, sin embargo, se encontró con un panorama bastante alentador: su compañeros de clase lo apoyaron y lo recibieron con los brazos abiertos.
“Me sentí muy feliz en las clases. Sentía que todos éramos iguales, no había distinción de títulos, allá había ingenieros, abogados y líderes comunitarios, y esa etiqueta no se veía. Todos éramos estudiantes y todos estábamos aprendiendo lo mismo”, explica emocionado César.
Aunque César asegura estar muy comprometido con replicar a su comunidad los conocimientos adquiridos en el diplomado, recuerda que al inicio del programa ProTierra había mucha expectativa y hasta desconfianza por parte de los potenciales participantes; situación que Mercy Corps sorteó de la mejor manera, visitando casa a casa, parcela a parcela a las comunidades socializando el fin del programa de titulación.
“Al principio hubo desconfianza, muchas organizaciones llegaban al territorio, prometían y no concretaban nada. Iban y venían. Mercy Corps nos demostró con hechos su compromiso con la comunidad. Todo lo que prometía lo cumplía en poco tiempo, y así logró ganar credibilidad” , relata el líder comunitario.
A la par de la titulación, Mercy Corps les brindó a los participantes del proyecto la oportunidad de desarrollar una unidad alimentaria en diferentes líneas de producción. Como César y su familia venían trabajando en la construcción de un galpón avícola, siguieron por esa misma línea productiva y les entregaron 100 pollos, y el alimento necesario para levantarlos. Esta iniciativa es hoy una base importante del sustento familiar.
“El Catatumbo ha sido una región olvidada y Mercy Corps nos devolvió la esperanza en creer que los sueños si se cumplen. En esta región hay muchas familias esperando nuevas oportunidades, la gente pide que llegue Mercy Corps” , finaliza César.