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¿A qué sabe el café que Fabián Olarte, cultiva en las montañas del Cauca? Más allá de su acidez, de su fino aroma y de su cálido color, cada taza de café que se sirve en las mesas de cientos de familias de la región, sabe a resiliencia, a tranquilidad y sobre todo a paz, sentimientos que Fabián le atribuye a estos granos cada cosecha luego de que, hace 2 años, decidiera dejar de cultivar coca para volver a las raíces de su familia: sembrar café.

Hoy 27 de junio, Día Nacional del Café, es motivo no solo para celebrar la importancia de este producto emblemático para Colombia, sino también para resaltar las historias de quienes dejaron atrás la coca usando el café, en dos de las regiones con mayor concentración de cultivo de coca, Cauca y el Catatumbo.

“Estuve un tiempo en la ciudad buscando nuevas oportunidades, pero las cosas no resultaron como pensé, así que volví a mi tierra y empecé a sembrar coca porque en ese momento era algo rentable y dependíamos de ella para subsistir, sin embargo este tipo de economías nos traía conflicto e intranquilidad al territorio”, recuerda Fabián desde su cafetal.

Asegura sin rodeos, que cuando Mercy Corps llegó al municipio de El Tambo en Cauca con el programa Desarrollo  [MC1] ALGO Nuevo, que invitaba a lxs campesinxs a sustituir voluntariamente los cultivos de coca por economías lícitas como el café, muy pocos pobladores creían en la veracidad, continuidad y éxito del proyecto.

El programa Desarrollo ALGO Nuevo llegó en el momento preciso, cuando no teníamos claro si seguir o no con la coca o quedarnos con el café”, añade.

Hoy, dos años después de apostarle al café como la base de su economía familiar, Fabián está seguro qué sustituir la coca fue la mejor decisión que pudo tomar, y con orgullo muestra la tarabita, un mecanismo de transporte elevado con poleas, que le permite transportar de lado a lado de la montaña hasta 250 kilogramos de café, abonos, fertilizantes, tubérculos u hortalizas.

La paz debe empezar desde acá, desde el territorio. Con lo que hicimos le estamos aportando un granito de arena a la paz. Cada día me levanto con esas ganas de trabajar, con esa motivación de hacer las cosas mejor y mi profesión es este momento es ser caficultor. Yo vivo y doy la vida por el café”, explica emocionado.

Guillermo Benítez, caficultor desde hace más de dos años, también se dejó contagiar de la idea de vivir desde la legalidad y al igual que Fabián cambió sus cultivos de coca por café, con la convicción de que esta nueva práctica lo alejaría a él, a su familia y a su comunidad de los flagelos del conflicto armado.

“Acá éramos conscientes de los conflictos que trae la coca a la región y con el programa Desarrollo ALGO Nuevo empezamos una nueva época, nos dimos cuenta  que no solo teníamos que arrancar la coca de la tierra sino de nuestra mente y nuestro corazón porque la coca es algo que ha venido impregnado a nuestras vidas”,explica Guillermo.

“ Mercy Corps no nos ha dejado solos, ni siquiera durante la pandemia por COVID-19. En ese entonces, tuvimos la posibilidad de capacitarnos a través de una aplicación que se llamaba Mi Finca Cafetera Digital, para acceder a las capacitaciones técnicas”,resalta con firmeza.

Para Guillermo, la asistencia técnica recibida le ha permitido tener una producción de mayor calidad y ha sido más rentable, pasó de sacar 40 arrobas de grano a 120 en su finca.

A través de las más de 15.000 jornadas de asistencia técnica in situ, realizadas en el Cauca, se han formado 1.983 jóvenes y mujeres y se han puesto en marcha 32 emprendimientos rurales que promueven la diversificación de ingresos y mejores oportunidades económicas para la sustentabilidad de las familias. 

Marly Yolanda Ruiz Camilo, gerente de programa y directora(e) de los programas de Tierras y Desarrollo Rural de Mercy Corps, asegura que a través de apuestas como Desarrollo ALGO Nuevo en el Cauca y ProTierra Catatumbo, en Norte de Santander, se busca apoyar a las familias rurales, que durante años han subsistido de las economías ilícitas, a transitar a otro tipo de cultivos y aportar a la construcción de paz territorial con esta transición. 

“Las familias campesinas que han buscado generar ingresos a partir de los cultivos de uso ilícito, lo han hecho por las dinámicas sociales y comerciales del territorio para poder solventar las necesidades básicas de supervivencia, y con estos programas queremos mostrarles otras posibilidades de generar ingresos desde la tranquilidad de la legalidad”, explica Ruiz. 

A través de Desarrollo ALGO Nuevo y la alianza con la Cooperativa de Caficultores del Cauca (Caficauca), 3.229 familias rurales de Cauca han sustituido 1.814 hectáreas de coca por café y solo el 4% de los participantes han presentado resiembra de cultivos de uso ilícito, una alentadora cifra considerando que el departamento del Cauca se produce el 18% de la coca en Colombia.

Articular acciones con organizaciones locales como Caficauca y la reciente alianza en la región del Catatumbo con la Cooperativa de Caficultores del Catatumbo (Cooperacafé), que beneficiará a alrededor de 1.200 productores de café y cacao en Norte de Santander, permite que lxs productores locales accedan no solo a capacitación técnica para mejorar sus cosechas, sino que también puedan acceder a créditos, precios justos y compra seguras.

Para lxs caficultores del Cauca y el Catatumbo el café es sinónimo de paz y tranquilidad y mediante al acompañamiento de programa de Tierras y Desarrollo Rural les ha permitido tener nuevas visiones de desarrollo en sus territorios, y por supuesto, ofrecerles a los amantes del café, un grano que sabe y huele a la paz de las montañas.

 

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