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HISTORIAS DE VIDA

Una mujer con el café por corazón

Una mujer con el café por corazón

Desarrollo Algo Nuevo
06/08/2019

Era el año 1971, Colombia aún no tenía televisión a color, y Bianey Obando estaba naciendo entre los cafetales de su papá, en la vereda Lomagrande, en Cauca. Desde pequeña le tocaron las labores del campo, y sin darse cuenta, se convirtió en una experta en el manejo de cultivos de café. Hoy, 48 años después, en una sociedad competitiva y de nuevas tecnologías, está a cargo de las hectáreas de cafetales que le dejó su padre. De la mano de su esposo, ha permanecido en la finca que le ha brindado los conocimientos y las experiencias, que hoy la convierten en representante a los cafeteros de su región, en el comité municipal.

Habla con orgullo de lo que ha logrado y se le siente en la voz, la felicidad que la de poder seguir el legado de su familia, desarrollarse como mujer y como empresaria. “Represento a los cafeteros de mi región en el comité municipal de cafeteros de Rosas, nosotros representamos a los cafeteros allá, llevamos las inquietudes que ellos tienen, acompañamos proyectos en las comunidades (…) eso hacemos nosotros, mirar que los caficultores tengan mejores oportunidades.”

Tiene 2500 plantas en producción, y otras 500 que están recién sembradas. Conoce de pies a cabeza el campo y por eso busca las maneras que sean necesarias para proteger sus cultivos de café, “tengo una parte en la que cultivo las abejas, más que todo es por protección porque ellas son las polinizadoras, entonces necesitamos tener abejas acá”, dice.

Con la voz firme, y sin titubeos, afirma que con el café no tiene trabas ni problemas para encontrar clientes que le compren, que es el mejor producto para cultivar y que además, le ha ayudado a mejorar su calidad de vida, por medio de las ventas.

 

Ser mujer en un mundo de cafeteros

Confiesa que uno de los principales problemas que enfrentan la mayoría de mujeres de su región, es que no tienen propiedades a nombre propio, “por esa razón las mujeres no pueden ser autónomas de lo que producen en las fincas, porque están a nombre de otras personas”, dice.

Conoce su departamento y sabe que desafortunadamente hay mujeres en otros municipios, que no son autónomas totalmente de lo que producen y no han podido capacitarse para emprender o mejorar sus productos. Sin embargo, Bianey acepta que las mujeres rurales del sur del Cauca, gracias a las iniciativas de autonomía y empoderamiento, como el programa Desarrollo Algo nuevo, han avanzado en el desarrollo de sus capacidades como mujeres campesinas y productoras de café.

Bianey reconoce que a las mujeres les toca desarrollar casi todo el trabajo en las fincas cafeteras: el despulpado, lavado, secado del café; por eso mismo pide apoyo para su gremio, porque sabe que si tuvieran un máquina que les ayude en esos procesos, podrían vender productos de mejor calidad. “El café a la hora de que lo produzcamos hay quien nos lo compre (…) en comparación con otros productos que a veces a la gente le toca regresarse a la casa con el producto porque no hay quien se los compre”, dice.

Como dice Bianey, parte fundamental para desarrollarse como mujer campesina, fue perder el miedo y empezar a trabajar. Para ella, capacitarse es clave; “uno tiene que trabajar en lo que a uno le guste, lo que a uno le apasione”, dice.

Sea en el campo o en otra clase de proyectos, Bianey sabe que con esfuerzo y dedicación, las campesinas de Colombia son capaces de crear productos de calidad e ingresar en el mercado competitivo del café.

Su anhelo es tener toda su tierra cultivada de café y poder transformar el producto que obtenga; tostarlo y venderlo con su propia marca. “Por eso necesitamos saber cómo nos organizamos para saber cómo darle el valor agregado al café que producimos, aparte de venderlo en pergamino mirar cómo lo transformamos para adquirir más recursos y que mejore así la calidad de vida y mejorar los ingresos”, dice.

A Bianey le inspira ver cómo se empoderan las mujeres, está segura que sus colegas, así como ella, pueden transformarse y pensar diferente, aprender a ser autónomas e independientes; sabe que cuando una mujer tiene sus propios recursos puede disponer de ellos. “Si uno quiere irse a pasear se va a pasear, si quiere comprar, compra, bueno yo creo que la independencia es lo más importante”, explica.

El programa 'Mujeres Rurales del sur del Cauca' es una iniciativa de Mercy Corps Colombia, en alianza con Caficauca, y financiada por la Unión Europea, permitió que 2.100 productores agrícolas, 900 trabajadores rurales, 450 mujeres trabajadoras rurales y 45 jóvenes rurales logren participar en procesos de formación técnica para el desarrollo de sus habilidades y la mejora de su calidad de vida.

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